sábado, 26 de marzo de 2016

Dificultades en el Aprendizaje. El niño y su familia: Una alternativa para la prevención.Mg Zoe Bello Dávila Mg Rosario Torres Díaz


POR UNA EDUCACIÓN ESPECIAL LIBERADORA
Conocer las características del desarrollo normal a veces no es suficiente cuando se trata de prevenir posibles trastornos. Cuando todas las condiciones favorables confluyen, el desarrollo tiene lugar sin dificultades y da la impresión de ser un proceso natural. Sin embargo, cuando los resultados no son los mejores debemos tratar de entender que pasa y qué podemos hacer.
Uno de los trastornos que se presenta con mayor frecuencia en las consultas clínicas lo constituyen los niños con dificultades en el aprendizaje. Una mirada al estado actual sobre el tema podría constituir una importante vía para aquellos interesados en la prevención de esta entidad.
La categoría de niños con dificultades en el aprendizaje no se refiere a una entidad bien definida ni goza de un consenso en la comunidad científica que desde diferentes ángulos se ocupa del niño que presenta dificultades para aprender. Así, entre las características que se atribuyen a estos niños encontramos una gran diversidad que abarca diferentes planos, el pedagógico, el psicológico y el neurológico. Estos planos se tratan en ocasiones indistintamente apareciendo a veces como causa y otras como consecuencia.(Morenza l996 (Hammill, 1990). Las dificultades manifiestas en la definición de esta entidad se deben en gran medida a que su diagnóstico y tratamiento requiere de la intervención de diferentes especialistas y a que es una etiología aún no bien definida.
En este sentido resulta útil el análisis que realiza de estos elementos Morenza (1996) cuando propone organizarlos atendiendo a los tres planos centrales a los que de manera implícita ellos hacen referencia. Estos son: plano pedagógico (ej dificultades en las materias escolares como la lectura, la escritura, etc.), el plano psicológico (ej déficits en los procesos psicológicos) y el plano neurológico (déficits en el sistema nerviosos central).
La solución de este problema requiere de una teoría que contemple adecuadamente todos los factores que intervienen en este fenómeno y que permitan una caracterización   más adecuada  del niño que nos ocupa.
Teniendo en cuenta lo anterior, en nuestro trabajo asumimos la caracterización ofrecida por esta autora (Morenza, 1996) y que sirve de base a las investigaciones que en esta área de la caracterización, diagnóstico e intervención del niño con dificultades en el aprendizaje se desarrollan en "Laboratorio de Dificultades en el Aprendizaje" de la Escuela "Paquito Rosales" de Ciudad de La Habana que destaca como atributos fundamentales de esta entidad los siguientes:
1-    Incapacidad para seguir el ritmo de la escuela regular.
2-    Insuficiente desarrollo de los procesos cognoscitivos.
3-    Inmadurez de la esfera afectiva.
4-    Disfunción del SNC.
5-    Condiciones desfavorables de vida y educación.
6-    Capacidad potencial de aprendizaje.

 De estas características, algunas guardan relaciones entre sí de causa efecto. Así se señala como la causa central del fracaso escolar el déficit cognitivo, el cual, a su vez, está condicionado por las disfunciones del sistema nervioso central y/o las condiciones desfavorables de vida y educación.  De especial interés para nuestro propósito resulta el análisis de las características referidas al insuficiente desarrollo de los procesos cognoscitivos, la capacidad potencial de aprendizaje y las condiciones desfavorables de vida y educación.
Insuficiente desarrollo de los procesos cognoscitivos.
La caracterización del aparato cognitivo de estos niños ocupa un lugar central en los estudios acerca de esta entidad. Se ha señalado como la causa del déficit a diferentes procesos psicológicos como la atención, la memoria o el lenguaje, sin que exista un consenso acerca del papel que cada uno de ellos juega en el aprendizaje escolar. Como resultado de esto la literatura al respecto ofrece un panorama fragmentado y ciertamente confuso acerca de las causas y vías de intervención de este tipo de niños (Morenza, 1996).
En este sentido resulta interesante la caracterización cognitiva del niño con dificultades en el aprendizaje que se realiza en el Laboratorio de Dificultades en el Aprendizaje de la escuela “Paquito Rosales”. En ella se aborda el problema tomando como base el estudio de las representaciones mentales y su estructuración, conceptos claves del Procesamiento de la Información. En esta psicología se asume que los conceptos son representaciones mentales de una clase o categoría. Así la formación de conceptos se convierte en tema de gran interés y en él confluyen trabajos acerca del pensamiento, el lenguaje y la memoria.
Cuando se habla del desarrollo ontogenético, no como maduración de las estructuras biológicas del niño, sino como enriquecimiento de su experiencia en la interacción con el medio, se está haciendo alusión, en parte al desarrollo conceptual. Este desarrollo implica no sólo un proceso mediante el cual el concepto se hace más preciso y esencial, sino también se está aludiendo a una eficiencia en la categorización del mundo, es decir, el entorno deja de ser “caótico” y “diverso” para convertirse en un entorno de objetos y eventos que ocupan un lugar dentro de taxonomías más amplias. Por eso, la incorporación de nuevos ejemplares a las categorías ya formadas no debe ser vista como una simple agregación de elementos a una lista, sino que constituye un reflejo de la creciente capacidad de los sujetos para organizar sus vivencias, realizar inferencias, optimizar su pensamiento y, en resumen, para  comprender el mundo en el que viven.
La técnica utilizada en el Laboratorio de Dificultades en el Aprendizaje ha sido fundamentalmente un paradigma de producción clásico que consiste en pedirle al niño que enuncie todos los ejemplares que conoce de una categoría supraordenada, por ejemplo “muebles”. A partir de estos datos se calculan parámetros tales como la “media de producción de ejemplares por sujeto”, la entropía, etc., los cuales permiten compararlos con niños con retardo mental leve y niños sin dificultades para aprender.
Los estudios realizados (Torres, 1996) indican que la formación y desarrollo de las categorías naturales en los niños con DA y RML resulta más tardía que en los niños sin dificultades en el aprendizaje. En muchas oportunidades se ha señalado como característica de estos niños su pobreza de vocabulario y sus dificultades para hacer inferencias sobre la base de la aplicación de los conocimientos que poseen a situaciones nuevas. La pobreza de sus estructuras de memoria, sin dudas contribuye a esta limitación intelectual.
Otro resultado interesante se refiere a los valores bajos de entropía encontrados en los niños con dificultades en el aprendizaje en relación con los obtenidos por los niños sin dificultades. Esto sugiere que las rutas de acceso no son tan diversas en el primer grupo, probablemente debido a una pobre interconexión conceptual al interior de la categoría o a la predominancia de ejemplares muy típicos en ellas.
Por último es importante señalar que estos niños parecen presentar una dificultad para mantener la activación selectiva de aquella  categoría necesaria para la realización de la tarea que se le propone, ya que suele generar ejemplares que no pertenecen estrictamente a la categoría que se le pide. Este fenómeno ocurre también en los niños sin dificultades, pero a edades más tempranas y suele desaparecer con la edad.
A primera vista parece que las producciones de este tipo responden a una búsqueda en las que el niño cambia el criterio de selección de los ejemplares y se desvía, por tanto, hacia categorías limítrofes siguiendo criterios que pueden ser de locación, funcionalidad, semejanza perceptual, etc, y en otros casos resulta difícil definir la relación que guardan los ejemplares entre sí.
Este fenómeno nos recuerda especialmente los postulados de Vigotsky acerca de las fases del desarrollo de los conceptos, particularmente la fase denominada “pensamiento en complejos”. Según este autor, en esta fase el concepto se establece atendiendo a conexiones reales existentes entre los objetos, pero no se realiza en el plano del pensamiento lógico abstracto, sino que privilegia las relaciones concretas existentes. Es por eso que cualquiera de estas relaciones puede ser igualmente válida y provocar la inclusión de un ejemplar en una clase dada.
Aquí el criterio de conformación de una categoría no es un conjunto de atributos (que es compartido en mayor o menor grado por todos los miembros de la categoría), sino que este conjunto de atributos cambia de un ejemplar a otro y pueden ser tan diferentes como diferentes son las posibles interrelaciones entre los objetos.
Por otra parte, se ha constatado que el funcionamiento de grupos de niños con dificultades en el aprendizaje ante tareas de producción de ejemplares no parece diferenciarse mucho del funcionamiento de niños con retardo mental leve en igual tarea (Torres, 1996). Esto evidencia una similitud en el funcionamiento cognitivo de ambos grupos, a pesar de la diferente naturaleza   de estas dos entidades en cuanto a gravedad, extensión y permanencia del daño. A nuestro juicio, la causa por la cual se produce la similitud de los resultados de estos dos grupos está determinada por una heterogeneidad de los sujetos clasificados como Dificultades en el Aprendizaje. Esto ocurre por la vaguedad de los indicadores que se formulan como decisivos para el diagnóstico de esta entidad. En ella se incluyen niños con bajo rendimiento escolar en un área específica (lectura, cálculo, etc.), pero en los que se aprecia el resto de su aprendizaje “normal”, niños con dificultades escolares generales, niños con alteraciones en uno o más procesos cognoscitivos (lenguaje, percepción, memoria, etc). A esto se le suma que la mayoría de ellos son portadores de disfunciones del sistema nervioso central, y provienen de hogares y entornos sociales poco favorecedores de su desarrollo. La combinación de estas características produce un espectro muy amplio de alteraciones que, a nuestro juicio termina solapándose con la entidad de RML. El diagnóstico diferencial entre estas dos discapacidades es un problema  difícil para los especialistas (Morenza, 1996) y resulta un proceso lento que, en muchas ocasiones sólo es posible resolverlo a través de un diagnóstico continuo durante el propio proceso de enseñanza-aprendizaje.
No obstante, los resultados sugieren que los niños con dificultades en el aprendizaje presentan estructuras de conocimientos empobrecidas, con una baja diversificación de las rutas de acceso a la memoria semántica y con dificultades para sostener, en muchos casos, la activación selectiva de una estructura. Estos fenómenos pueden estar en la base de las dificultades que estos niños presentan en la realización de tareas intelectuales.
Estos resultados han sido de gran valor para el diseño de estrategias de intervención en el medio escolar, mejorando con ello la precisión y eficacia de las actividades compensatorias.
A su vez, la evaluación precoz del estado de estas estructuras de conocimientos constituye un aspecto importante en la prevención de las dificultades en el aprendizaje. Estudios preliminares revelan que las categorías naturales tienen una formación muy temprana en la vida del niño (Torres y cols, 1999) y ellas son susceptibles de ser intervenidas desde las edades prescolares en ambientes institucionales y fundamentalmente familiares. El contenido de estas categorías no es propio de un aprendizaje escolar formal, pero es obvio que, dada la importancia que ellas poseen para la vida del individuo, deben ser tomadas como elemento importante a desarrollar si se pretende evitar que constituya un factor que grave las dificultades intelectuales de un niño. La familia puede jugar un papel decisivo en el logro de este objetivo si se orienta adecuadamente como veremos más adelante.
Capacidad Potencial de Aprendizaje
La capacidad potencial de aprendizaje es un factor  empleado como indicador que permite el diagnóstico diferencial; los niños con dificultades en el aprendizaje necesitan menos ayuda que los niños retrasados mentales para llegar a una solución satisfactoria, además muestran mayor habilidad para utilizar la ayuda que se le brinda, lo cual demuestra la amplitud o posibilidades de lo que Vigotsky llamó zona de desarrollo próximo como la distancia entre lo que el niño es capaz de hacer por sí solo (plano intrapsicológico ) y lo que es capaz de hacer con ayuda (plano interpsicológico ) (Vigotsky, 1968).
Esta noción es de gran importancia para el maestro, ya que es, precisamente en esta zona donde se lleva a cabo la incorporación de nuevos contenidos y habilidades. Ella constituye el elemento básico de todo trabajo de prevención,  diagnóstico y tratamiento de los niños con dificultades en el aprendizaje. En relación con el diagnóstico es importante no sólo evaluar la capacidad que el niño tiene para realizar de modo independiente las tareas intelectuales que se le plantean, sino que resulta indispensable conocer sus potencialidades, es decir, la capacidad que tiene para realizar tareas intelectuales cuando se le presentan diferentes niveles de ayuda (Morenza, 1993). Desde este punto de vista es importante tener en cuenta esta noción para brindar al niño aquellos medios necesarios que potencian el desarrollo de las funciones y posibiliten un saltos cualitativos en su desenvolvimiento intelectual.
Esto impone a los especialistas el reto de buscar  vías de ayuda alternativas. De manera tradicional esta misión ha sido depositada en la institución escolar y no se han explotado las posibilidades del hogar como medio potenciador de las facultades del niño.  Esto se ve apoyado por el desconocimiento de los padres de vías concretas de participación en estos casos. A esto volveremos más adelante.
Condiciones desfavorables de vida y educación
Si bien la disfunción del SNC aparece frecuentemente referida como la causa fundamental de las dificultades para aprender, no ocurre lo mismo con las condiciones desfavorables de vida y educación. Sin embargo es ya hoy bastante aceptado que un medio no adecuado que no garantice las condiciones necesarias para la satisfacción de las necesidades básicas del niño trae como consecuencia anomalías en el desarrollo tanto físico como psíquico. "Las alteraciones de la salud mental del niño se producen básicamente cuando la familia ha dejado de ser para el la garantía de seguridad que necesita para cumplir eficazmente su desarrollo físico, su armonía afectiva y su integración social" (Escardo, 1968).
Investigaciones realizadas revelan que las poblaciones infantiles que presentan dificultades para aprender pertenecen a grupos de riesgo social. De ahí que al constatarse que muchas de las personas que presentan esta dificultad provienen de las clases sociales bajas, muchas teorías han supuesto que el entorno familiar empobrecido contribuye a su déficit intelectual (Zigler y Seitz, 1983).
Cada vez más, en la conceptualización del retraso en el desarrollo se considera como producto de restricciones en oportunidades para el mismo (Luciano, Gil; 1993), haciéndose mención a las llamadas condiciones socioculturales incapacitantes como las crianzas inadecuadas por condiciones de pobreza o situaciones socioeconómicas marginales, práctica abusiva de los padres y actitudes de indiferencia y descuido que traen como consecuencias:
·       Limitaciones en el espacio y el entorno físico.
·       Ausencia de apoyo para el cumplimiento de prácticas culturales.
·       Actitudes paternales negativas hacia lo intelectual o educacional.
Para la comprensión del papel de la familia en el desarrollo psíquico sirven de base los aportes de Vigotsky al respecto.
Según la concepción histórico - cultural de lo psíquico formulada por este autor, las formaciones psíquicas superiores se originan en las relaciones sociales entendidas estas como el proceso de comunicación entre las personas. El conocimiento antes de existir como propio existe como conocimiento compartido. La relación del niño con los objetos del conocimiento esta mediatizada por las relaciones que establece con los adultos o con otros niños y solo después esta relación esta mediatizada por los conocimientos propios, por las representaciones mentales que se estructuran y reestructuran durante el proceso de apropiación de la cultura. De aquí el autor deriva la ley genética fundamental del desarrollo según la cual cualquier función psíquica aparece en escena dos veces, en dos planos; primero como algo social, como una categoría interpsíquica y después en el plano individual, intrapsicológico. (Vigotsky, 1987).La formulación de la ley genética fundamental del desarrollo lleva al planteamiento de la zona de desarrollo próximo entendida como la distancia que media entre los dos planos antes mencionados, es decir, la distancia entre lo que el niño es capaz de hacer solo (plano intrapsicológico) y  lo que puede hacer con ayuda de los otros (plano interpsicológico), en el plano de la comunicación. Estas tesis revelan la importancia primordial de la relación social en el desarrollo psíquico como la fuente de donde el niño recibe el material para la formación de sus cualidades psíquicas y de las características de su personalidad. Es en esta relación mediatizada por el adulto que el niño se apropia de los logros de la cultura. Esta apropiación se realiza en la actividad del niño en relación con los objetos y fenómenos del mundo circundante, en las relaciones practicas y verbales con las personas que lo rodean, en la actividad conjunta que realice con ellos. Los planteamientos anteriores conducen a plantear que las cualidades psíquicas no surgen por si solas, sino que se forman en el curso de la educación y la enseñanza en las cuales se apoya la actividad del niño.
Las condiciones de educación y enseñanza del niño, la familia, la escuela y las instituciones sociales juegan un rol muy importante.
En este sistema de influencias bajo el cual transcurre la formación del niño la familia ocupa un lugar privilegiado. Los padres son los primeros educadores del niño; a través de ellos el niño recibe las primeras informaciones acerca del mundo que le rodea, a través de los padres el niño conforma su imagen del mundo. En el seno de la familia los niños adquieren o se apropian de las formas de comunicación, de los valores, de las normas de conducta que le permiten relacionarse con los demás. Es también en el marco de su familia y fundamentalmente a través de sus padres que el niño trata de comprender lo que acontece fuera de el, trata de encontrar explicación a los fenómenos que observa y aprende a dar solución a los problemas que se le plantean.
Conductas de los padres como leer a los niños, discutir temas de interés intelectual y escuchar sus opiniones no son habilidades arbitrarias que se aplican a todos los niños, sino habilidades utilizadas por padres inteligentes a sus hijos normalmente más inteligentes (Scarr, Carter-Saltman, 1987) Estas potencian el desarrollo y de hecho previene la aparición del problema de aprendizaje.
La familia como grupo pertenece a un contexto socio-económico especifico y a su vez, presenta mecanismos propios de autorregulación. En el seno de esta el hombre no solo viene al mundo, inaugura sus emociones y sentimientos y descubre su existencia, sino que también en su seno continua viviendo y busca su felicidad y bienestar (Ares, 1990).
Estudios realizados evidencian que una adecuada relación padre-hijo en el seno de la familia es un buen predictor de éxito en el cumplimiento de estas tareas.
La familia es concebida como el ámbito de socialización de los hijos, siendo un grupo peculiar que funciona por metas internas como la afirmación y desarrollo de la subjetividad de sus componentes como la autoestima y seguridad (Quintana, 1993)
Generalmente concierne a la escuela el papel formador de las capacidades intelectuales. El estudio de la competencia o eficacia del quehacer infantil ha puesto en evidencia la importancia que en ello tiene el entorno familiar, destacándose la relación particular del niño con el adulto a su cuidado que en nuestro caso resulta ser casi siempre la madre, se trata de una fuerte implicación en la relación madre-hijo como una buena premisa para el desempeño futuro.
En este sentido revisamos algunos criterios e indicadores utilizados en el estudio de la competencia infantil en las edades tempranas y escolar.
Se plantea que en los primeros años se crean las bases para la competencia futura. En la edad temprana, por ejemplo, la competencia depende de muchos factores como el sistema motivacional, la plasticidad del cerebro, etc., pero en los últimos años se destacan dos aspectos de interés: La relación del niño con el adulto que lo cuida y la autorregulación.
Normalmente los niños tienen un poder particular para requerir la asistencia de los otros. Una buena relación de cuidado implica algo mas que el cuidado físico, exige entre otras cosas la participación del adulto en la satisfacción e las necesidades emocionales lo cual se revierte en un proceso de autorregulación emocional que ha resultado ser base segura para las operaciones que ayudan al niño a explorar el mundo.
La calidad de esta relación adulto - niño ha demostrado tener valor predictivo para la realización exitosa de tareas de desarrollo como la solución de problemas y la relación con los coetáneos. Por su parte la autorregulación , ya sea de las emociones, la atención o la conducta, aparece ligada al desarrollo de la competencia en múltiples dominios desde edad temprana, siendo también áreas de importancia la obediencia y la conducta social.
Una manifestación del no logro de esa competencia son las llamadas dificultades en el aprendizaje que impiden un mejor ajuste del niño con su medio para lo cual requieren de una ayuda especial o intervención.
Las dificultades en el aprendizaje de niños y jóvenes que en ocasiones no desaparecen en la vida adulta causan sentimientos de minusvalía y frustración, marcando al individuo negativamente, de ahí la necesidad de garantizar una mayor calidad de vida y facilitar la incorporación de estas personas a la vida laboral activa ayudando de alguna manera a su realización como individuo para lo cual es necesario modificar aquellos elementos que en su medio aparezcan  como obstáculos.
Cuando todas las condiciones favorables confluyen, el desarrollo tiene lugar sin dificultades y da la impresión de ser un proceso natural. Sin embargo, cuando los resultados no son los mejores debemos tratar de entender que pasa y qué podemos hacer.
Es tarea de la Psicología y también de la Pedagogía y profundizar en el conocimiento de las influencias educativas del medio familiar y de contribuir al mejoramiento de las mismas.
Características de las familias del niño con dificultades en el aprendizaje.
Aunque la situación de estas familias no resulta alarmante,  sí es de interés que como promedio es inferior a las familias de niños sin dificultades. Igualmente ocurre con el por ciento de madres que poseen nivel escolar medio y superior.
Es significativa la presencia en los hogares de niños con dificultades en el aprendizaje un número considerable de padres con trastornos psiquiátricos, alcohólicos y con conductas psicosociales inadecuadas, lo que compromete la armonía familiar y pone en tela de juicio la idoneidad de estos padres para el cumplimiento de su labor educativa.
Es también significativo que aunque los padres no fueron evaluados intelectualmente, un buen número de ellos no alcanzó la escuela media y refieren haber repetido algunos grados en la eseñanza primaria.
Interesante resulta lo que pudiéramos llamar el sistma de creencias, valores y aspiraciones de estos padres. Es curioso cómo existe una actitud hacia la vida basada más en los factores de la suerte que en el esfuerzo y competencia personal. En la perspectivas de estos padres para su vida futura no existe como regla un proyecto que implique la superación personal.
Es característico la estructura de familia extendida donde prima, además, un ambiente hostil o distante entre sus miembros, matizado por las discusiones y desacuerdos frecuentes, lo cual establece una atmósfera de tensión.
Los estudios realizados arrojan que un porciento considerable de estos niños no reciben la atención adecuada en la satisfacción de necesidades básicas como el sueño, la higiene y la alimentación.
Esta situación se acompaña de la no existencia en estos hogares de un horario de vida, es decir, no está establecido un momento específico para la realización de las distintas actividades cotidianas, lo que impide la formación de hábitos que propicien la adecuada satisfacción de las necesidades.
Por otra parte no caracteriza a estos hogares la satisfacción de otras necesidades como la de respeto, reconocimiento y no se utiliza de forma habitual la gratificación de buenas conductas o el logro de resultados positivos. Esto no se debe expresamente a un rechazo abierto del niño ni propósitos intencionales, sino más bien a una conducta de negligencia.
Los hogares de los niños con dificultades en el aprendizaje no se caracterizan por el intercambio y fluidez de las relaciones. La interrelación padre-hijo no transcurre de forma armónica sino que está matizada por el caracter de conflicto que adquieren las actividades en que ambos deeben participar. La comunicación en general es deficiente .Los padres no son siempre privilegiados por los niños como sus interlocutores.
Aunque los padres expresan en muchas ocasiones una gran preocupación por los hijos y creen conocerlos bien, prácticamente no conversan con ellos ni favorecen el intercambio de opiniones como una vía de acercamiento para llegar a acuerdos necesarios. Los padres emplean el castigo físico como medidas para enmendar errores por no considerar la persuación una vía efectiva para ello.
La responsabilidad de ayudar al hijo respecto a sus dificultades para aprender, se deposita en la escuela y no existen proyectos que impliquen una participación directa de los padres no búsqueda de estrategias o alternativas que apoyen la labor de la institución escolar. La función del padre o la madre se limita, en el mejor de los casos, a exigir al niño el cumplimiento de sus deberes escolares, pero no tienen recursos o la suficiente paciencia para brindar una respuesta efectiva en caso de que el niño no desee o no logre por sí solo cumplimentar las tareas encomendadas. El hecho mismo de que las dificultades en el aprendizaje de estos niños se refieran, o hasta ahora se hayan referido, al aprendizaje de contenidos académicos o escolares, sitúa al padre de alguna manera fuera de la situación.
De forma general se recogió que existe un sentimiento de insatisfacción con el entorno familiar en un número considerable de niños, los cuales expresan un alto grado de inconformidad con actitudes de sus padres y la dinámica familiar lo que hipotéticamente puede constituir fuente de desajuste emocional.
Pudiéramos resumir que las particularidades diferenciales de estas familias, si bien no podemos considerarlas como causas directas de las dificultades de estos niños, sí constituyen una fuente de riesgo para su desarrollo..
El cuadro familiar expuesto anteriormente expuesto es percibido por los niños y se refleja, sin lugar a dudas, en la expresión gráfica. Un estudio realizado con la utilización de la técnica del  dibujo de la familia arroja resultados similares a los anteriores. El niño expresa la existencia de escaso nivel de comunicación entre padres e hijos, matizado por la existencia de obstáculos en la interrelación. La familia aparece maltratada e inexpresiva. El uso del color refleja una alteración de la esfera emocional, manifestando inhibiciones, reacciones inadecuadas, acompañadas de una alta carga de ansiedad, angustia y agresividad.

Una alternativa de intervención familiar

Estudios realizados evidencian que una adecuada relación padre-hijo en el seno de la familia es un buen predictor de éxito para el futuro desempeño del niño. La pregunta de interés seria:
¿Tienen los padres conciencia de que son ellos un factor de éxito o riesgo para el futuro éxito de sus hijos? En caso de respuesta afirmativa, ¿saben los padres como ayudar a sus hijos, tienen los medios, son capaces? En la mayoría de los casos la familia, y en particular los padres, tienen la buena intuición, pero dudan o desconocen cual es la acción adecuada a realizar. Con frecuencia ocurre que se tiene claridad acerca de algunas funciones, pero se desconocen o subestiman otras. Así, por ejemplo, para la mayoría de los padres es evidente su rol como guía moral, encargado de que su hijo sea un hombre de bien, pero no se plantea de la misma manera su desarrollo intelectual o el logro de una buena instrucción mas allá de enviarlo a la escuela o exigir el cumplimiento de la misma.
La experiencia en la aplicación de diversos programas permite ciertas recomendaciones para la política de intervención valida para niños sin dificultades o con déficit intelectual, generalmente de etiología desconocida llamado retraso familiar. Algunas de estas consideraciones a tener en cuenta son:
1.- Intervención social centrada en la mejora de la  competencia y no directamente de las capacidades  cognitivas.
2.- La apreciación de la continuidad del desarrollo y no solo períodos “mágicos”
3.- Respetar la heterogeneidad. Ninguna intervención única  puede ser la mejor.
4.- Sistemas de apoyo familiar y no programas para apoyar al niño solamente.
Teniendo en cuenta los estudios realizados y las consideraciones hasta aqui revisadas, la confección  de las tareas que proponemos como alternativa de intervención familiar se basa en las siguientes consideraciones:
La capacidad potencial que poseen los niños, tanto sin dificultades como aquellos que presentan dificultades para aprender, nos impone el reto de buscar las vías para prepararlo para el aprendizaje escolar u ofrecerle a estos niños la posibilidad de mejorar su desempeño académico y social.
Los estudios reportados anteriormente revelan que las familias que no constituyen un medio favorecedor del desarrollo, ni ofrecen un lugar donde pueda encontrar el niño la ayuda que necesita, dado fundamentalmente por la falta de recursos disponibles en los hogares y por condiciones subjetivas matizadas por una deficiente comunicación padre-hijo, entorpecen la labor educativa de los primeros (Bello, 1995).
Investigaciones vinculadas al área de funcionamiento intelectual y aprendizaje, apuntan a la relación entre los conocimientos en tanto amplitud y organización como factor importante para explicar las diferencias en la adquisición de nuevos conocimientos (Campione, Brown y Ferrara, 1980).
Por eso el objetivo de este programa es ofrecerle a los padres una vía para establecer una comunicación adecuada con su hijo y a la vez constituye una herramienta que le permite contribuir al desarrollo de la competencia general del niño. La información que el padre le brinda al niño a través de este programa está en la base de la realización eficiente de tareas propias de su edad y satisfacer las exigencias básicas que le exige el medio en que se desenvuelve.

Contenido, Características y Posibilidades del Sistema de Intervención.

 A continuación se exponen algunas consideraciones necesarias para el diseño de tareas que permitan una intervención familiar orientada al desarrollo de la competencia general del niño .
Contenido.
El contenido de las tareas se refiere a aspectos de la vida cotidiana y el entorno que son de indispensable dominio para un adecuado ajuste social.
Identidad personal.
Los datos acerca de la identidad personal y familiar son un conjunto de informaciones que el niño necesita dominar para su desempeño social. El desconocimiento de los mismos le hace lucir mal ante el grupo o impide la realización de ciertas actividades.
Aquí nos referimos a datos como los nombres completos y sus apellidos ocupaciones de los padres, cualidades distintivas, etc.
El entorno social.
El conocimiento del entorno social le permite al niño el conocimiento del medio donde vive, su identificación y comprensión, facilita su desenvolvimiento social y es un contenido asequible al niño para aprender a organizar información, lo cual podría aplicar a otros contenidos.
Como entorno social nos referimos a las instituciones locales, lugares de interés, o           personajes importantes que representan oficios o profesiones.
Las categorías naturales.
Las categorías naturales se refieren a la organización de los objetos que rodean al niño en su medio circundante y con los cuales el interactuar en su vida cotidiana. La adquisición de estas categorías, su ampliación y organización es una vía efectiva  para enseñar al niño a procesar de forma organizada la información sobre los objetos que le rodean. Se ha demostrado que un amplio desarrollo de estas categorías constituye una buena base para el aprendizaje en general.
Estas categorías se adquieren normalmente de forma espontanea antes de ir a la escuela. Ejemplos de estas categorías son muebles, alimentos, frutas, etc.
Guiones.
La realización y confección de una serie de acciones dirigidas a un fin o los llamados “guiones” son formas efectiva de dominar  ciertos procedimientos necesarios para llevar a cabo exitosamente  determinadas misiones en nuestra vida cotidiana.
Ejemplos de guiones pueden ser: todo lo que es necesario hacer para ir al cine, al mercado, o para bañarse, para ir a la escuela, etc.
Características.
La característica fundamental de las tareas que se proponen es que ellas se conciben en forma  de juego. y esto implica que:
- No hay respuesta incorrecta, si no que el conocimiento que el niño no posea debe tomarse como una información que hay que buscar.
- Lo anterior implica que no hay fracaso y por lo tanto se evita la frustración.
- Las tareas promueven una relación de cooperación entre el adulto y el niño y no una situación de examen o evaluación.
Posibilidades
Las tareas que se proponen son lo suficientemente flexibles para ser ajustadas a los intereses y posibilidades del niño y el adulto. Algunas de las posibilidades son:
-        El niño y el adulto pueden intercambiar los roles de “aplicador” y “contestador”.
-        Las tareas pueden complejizarse de forma paulatina.
-        Al ser sólo “tareas tipo” el contenido puede variar.
-        Las tareas permiten la creación de situaciones diversas que pueden ser placenteras para    el niño y el adulto, que facilitan la relación adulto-niño como la broma, los absurdos, etc.
-        Las tareas promueven la búsqueda de información y sugieren una adecuada forma de organización.
En sentido general estimulan el desarrollo de la expresión.
Hasta ahora hemos expuesto algunas ideas que sirven de base para la confección de un programa que  resulte de utilidad para la familia que intenta estimular el desarrollo de la competencia general del niño. Este no debe en ningún momento, constituir un sistema cerrado. Las tareas deben servir como punto de partida para la creación de otras que se adapten mejor a las características del niño y del entorno en que se desarrolla, dejando a la creatividad del padre y el niño el margen necesario para su modificación.





Bibliografía



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