La Educación
Especial. En ella ha prevalecido por una parte la intención de
búsquedas de métodos de enseñanza eficaces para la intervención de los niños y
niñas con trastornos y alteraciones en el desarrollo, la participación activa
de la familia, la escuela y la comunidad en formulación de una comunidad
científica educativa y, por otra parte, la aplicación de las altas tecnologías
como herramientas importantes para detección, el diagnóstico y la intervención
de los déficits en el desarrollo.
Todos estos progresos y
cambios se han encaminado con el único propósito de establecer un tipo de
escuela capaz de adaptarse, acoger y cultivar las diferencias como un elemento
de valor positivo y la apertura de un espacio pluralista y multicultural donde
se mezclen los colores, los géneros, las capacidades. Una escuela
donde la heterogeneidad es asumida como una característica de todo grupo humano
y, por lo tanto, su objetivo fundamental es hacer explícito lo implícito.
Permitiendo así a todos los seres humanos el acceso a los servicios básicos
elementales y la construcción de una escuela, de una educación, donde todos y
todas, sin exclusión, encuentren una respuesta educativa acorde a sus
necesidades y características peculiares, constituyéndose así una escuela para
todos, abierta a la diversidad, pero sin perder de perspectiva que la
diversidad es siempre mucho más diversa de lo que podemos imaginar.
Hemos asistido en los últimos
tiempos, sin lugar a dudas, a situaciones esperanzadoras, pero también de
preocupación, en torno a cuestiones como ¿cuál debe ser la nueva escuela?, ¿qué
tipo de enseñanza puede responder a los soportes del nuevo siglo? y ¿qué
sistemas educativos y nomenclaturas deben perfilar la atención a los niños y
niñas con desventajas educativas y social?
El tema de atención a la
diversidad presupone una propuesta que va de lo imposible a lo
posible: El desespero de educar en la diversidad no es un tema
nuevo; la escuela que hemos conocido y en la que nos han educado, ha sido una
escuela donde la práctica inclusiva ha aceptado algunas de las diferencias
individuales, ha valorado a cada niño y le ha permitido la convivencia y la
cooperación no totalitaria. Es desde este postulado que la
actualidad del problema radique en convertir a la escuela actual en un espacio
donde la diversidad sea una regla y no una excepción. Una escuela
en donde la diversidad sea entendida como una oportunidad para aprender de la
variedad humana y, por tanto, de la condición misma del ser humano en toda su
dimensión.
Nuestros países, nuestras
naciones, sufren las consecuencias de una fuerte crisis económica producida por
el hegemonismo de políticas neoliberales ahora globalizadas. No es para
menos el incremento de la pobreza y de las desigualdades del mundo, sobre todo
en los últimos veinte años (los de hegemonía de la revolución conservadora)
cuando, es tan espectacular, que amenaza con deslegitimar todo el proceso de
globalización y hasta el paradigma de las nuevas economías se ven involucrados
de manera especial.
Son los sistemas educativos
de nuestros países, unidos a las capas más pobres de las sociedades en vías de
desarrollo, los que cargan los mayores sufrimientos, unas veces porque
repercuten en su vida personal y otras veces porque su labor profesional se ve
lastimada por la ausencia de nuestros niños y niñas a la escuela, dadas las
precarias situaciones que distan de las posibilidades y el derecho a la
educación y a la vida. Sin embargo, ninguno de los sacrificios hechos
hasta ahora alcanzará sus frutos si no logramos adquirir mayor conciencia de
los desafíos que vive el mundo.
La escuela contemporánea se
ve preocupada con la efervescencia que la envuelve. Verificamos que
la rapidez y la velocidad del mundo se nos presentan en fragmentos, algo
parecida a un rompecabezas, que por la pluralidad de sus piezas parece difícil
de armar. Sin embargo, se hace imprescindible compartir la construcción
de un nuevo escenario escolar: más diverso, más plural, que permita adoptar
propuestas y soluciones de acuerdo a los diferentes contextos sociales y
culturales propios para establecer líneas prioritarias basadas en la
equiparación de oportunidades de las personas portadoras de necesidades
especiales y la aportación de igualdad de derechos.
EL SIGNIFICADO DE LA
IGUALDAD
El término de diversidad y
de igualdad son principios y valores básicos, reconocidos explícitamente desde
la Modernidad como presupuestos para alcanzar una convivencia ordenada y
articulada que gire en torno al principio de Justicia. Justicia entendida como
equidad y que, como tal, demanda la coexistencia y el respeto a ambos
principios: el de la igualdad y el de la diferencia. (Terré. O 1998)
A este respecto la Asamblea
General de las Naciones Unidas, a través, de la Declaración Universal de
Derechos Humanos, hacía saber el 10 de Diciembre de 1948 en el artículo I que.
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derecho….. Y en su
artículo 7 especificaba. todos son iguales ante la ley y tienen, sin
distinción, derecho e igual protección… Patentizando así, una posición
clara contra la discriminación y en pro de la diversidad y la integración de
todas las diferencias y si bien la legislación no es el único medio de progreso
social, representa uno de los más poderosos vehículos de cambio, adelanto y
desarrollo de la sociedad.
En este contexto, afirman
Devalle y Vega, (1999):
Si la escuela no está
abierta a la diversidad, si no hay igualdad de oportunidades, basada
simplemente en la dignidad de la persona y en el derecho humano inalienable a
la educación, una educación en y para la diversidad corre el riesgo de serlo
solo para los privilegiados que acceden a la escuela. (p. 11).
Si es preciso, y para hacer
frente a tal despropósito, habrá que reformar cuantas veces sea necesario el
concepto de diversidad, apoyándonos en el principio de igualdad que comporta
necesariamente el reto de asumir y valorar la diversidad en la Educación, en la
Cultura y la Sociedad, al reconocer la importancia de las diversas necesidades
del individuo y hacer de las mismas la base fundamental de la planificación de
la sociedad.
En este sentido lo más
importante, a nuestro juicio, no radica en definir una opción terminológica que
describa el proceso de atención a las personas con necesidades educativas
especiales, sino en describir las posibilidades que se puedan brindar teniendo
en cuenta las condiciones histórico-concretas particulares, otorgando el
derecho que tienen todos los seres humanos, en consecuencia, a ser considerados
en cada caso siempre como fin y nunca instrumentalizados como medios.
MAS ALLÁ DE LA INTEGRACIÓN
Una revisión completa de los
rasgos conceptuales e ideológicos del fenómeno de la integración educativa,
pone en relieve que se trata de algo más complejo de lo que puede
suponerse. Se ponen en evidencia los sistemas educativos tradicionales y
su aspiración en convertirse en un modelo totalmente nuevo, renovado, flexible,
abierto, que responda a las necesidades educativas de todos los
educandos. La integración educativa debe partir precisamente
de la posibilidad que le brinda la sociedad a cada individuo de integrarse en
ella con iguales derechos, aunque con posibilidades diferentes.
La comprensión de la
diferencia se establecerá en la manera que asumamos que cada uno de nosotros es
una persona única, cada individuo es diferente por la interacción entre lo que
es (intelectual, motivación, intereses, experiencias acumuladas y
conocimientos), y por su ubicación en el contexto (social, ambiental y
cultural).
En el contexto de la
integración, resulta difícil dejar de mencionar el tema de la diversidad y
asumir la diversidad supone reconocer el derecho a la diferencia como medio
para el enriquecimiento educativo y social. Supone también que los
procesos educativos formales deben tender a la igualdad y a la justicia social,
respetando, pero sobre todo potenciando las diferencias.
El reto de la atención a la
diversidad en la escuela, es un tema que ha estado presente desde los inicios
mismos del desarrollo de la ciencia pedagógica, formulada en el clásico
principio pedagógico de la atención a las diferencias, que encuentra su marco
histórico en la Grecia antigua y que hoy el planteamiento es mucho más
complejo.
Evidentemente las políticas
y las acciones que se apoyan en el discurso de la diversidad, deben de ir
acompañadas de una realidad de igualdades (Sáez, 1997). Porque de lo contrario,
se corre el riesgo de asumir la igualdad y la diversidad aceptando una escuela
en la que prevalece la selección y en la que se legitima aún más las
exclusiones, materializadas en la carencia de condiciones básicas y de códigos
para la realización de derechos junto a un mal sentido de cooperación y
reciprocidad como la base del bien común (Macal, en Cordero, 2004).
La atención a la diversidad
se constituye en un poderoso referente para reactivar las tensiones, los
dilemas y los retos que están afectando a muchos países occidentales y
sociedades que se declaran, cada vez con más énfasis, a favor de la justicia,
pero las gestoras del mercado, impulsoras de la rentabilidad y de la eficacia,
promueven multitud de desigualdades, una distribución injusta de los recursos,
altas cuotas de pobreza y nuevas formas de discriminación; situación ante la cual,
la atención a la diversidad puede ser un tópico, un hermoso eslogan o una
preocupación que promueva la dimensión comprometida del ser humano.
La pobreza y las
desigualdades no son un fenómeno natural, sino fruto de políticas económicas
equivocadas o defensoras de los intereses de los más poderosos y presupone
identificar si la lucha por la diversidad y la nulidad de la pobreza es
auténtica o sólo es un instrumento más de propaganda. Por esta razón, se
debe procurar que los procesos educativos formales sean deconstruidos,
analizados y reconstruidos con miras a la consecución de la igualdad de
oportunidades para todos los seres humanos (Sales y García, 1997).
Otro término que ocupa
vigencia es el de la accesibilidad a los servicios esenciales de educación y
trabajo, como una forma de integrarse a la comunidad y no sentirse rechazado
por ella. Por razón de este proceso, se potencian todas las áreas del
individuo mediante el cambio de actitudes y de las adaptaciones necesarias que
tienen como base fundamental el logro de una máxima funcionalidad y autonomía.
Para las personas con algún tipo de discapacidad la falta de acceso a los
servicios básicos sigue siendo una fuente de discriminación y de pérdida de
oportunidades.
La posibilidad de acceder a
los servicios sociales es un requisito previo para las personas con
discapacidad, que les permitirá no solo gozar de igualdad de oportunidades,
sino que se constituye en la llave para ejercer plenamente sus derechos
civiles, sociales, políticos y culturales, otorgando el derecho de igualdad de
todos los seres humanos. No debemos olvidar que el 80% de las
personas con algún tipo de discapacidad en el mundo vive en países en vía
de desarrollo.
ENFOQUES EDUCATIVOS. LINEAS
DE INVESTIGACIÓN EN TORNO A LA DIVERSIDAD
La educación presupone el
planteamiento de modificaciones significativas de la institución educativa y de
lo que en ella ocurre, es decir, es necesario introducir modelos de atención a
la diversidad en las estructuras de la organización y revisar toda la organización
en las instituciones educativas.
De la idea del cambio y el
mejoramiento de los sistemas educativos se postulan diferentes criterios, que
basan su objetivo en el nacimiento de diferentes iniciativas en relación con
las reformas educativas, que encuentran sus primeros intentos en la década de
los sesenta y los setenta y que, a juicio de los estudiosos del tema, ponen de
manifiesto dos hechos (Sáez, 1998):
- Los evidentes fracasos de
las reformas liberales para llevar a cabo sus programas y cumplir sus objetivos
adecuadamente.
- La aparente incapacidad de
los reformadores de la escuela liberal para explicar adecuadamente sus fracasos
reformistas, sin imaginación para utilizar en sus evaluaciones otro
conocimiento que no sea el técnico.
Estudios de eficacia
Las primeras investigaciones
realizadas en torno a los principios en los que se apoya la ideología de la
normalización, se han dado a conocer en la literatura especializada bajo la
denominación de “estudios de eficacia”. La mayor parte de estos estudios
fueron llevados a cabo en Estados Unidos y en el período previo a la
promulgación de su Ley de Integración en el año 1975.
Los estudios de eficacia se
definen por un intento de evaluar la relativa eficacia de un determinado
tipo de ubicación educativa – aula regular/aula especial – sobre el rendimiento
académico y los logros socio-emocionales de los alumnos con necesidades
especiales. Los alumnos, son igualados con base en una serie
de características previsiblemente homogéneas (C.I., edad cronológica, sexo),
para después ser situados en los dos tipos de ubicación que pretenden ser
contrastadas. La población objeto de estudio se encuentra circunscrita a
aquellos alumnos incluidos bajo la categoría de deficiencia mental ligera y
media, con trastornos de aprendizaje y con trastornos emocionales.
Tratadas en conjunto, estas
investigaciones van a tratar de dar una respuesta a la necesidad de probar,
dado el clima social imperante, los beneficios de la integración para promover
el progreso académico y social de los alumnos en contextos
integrados. Beneficios, o no, que van a ser identificadas a partir
de diseños de investigación, más preocupadas por los resultados que por los
procesos y condiciones de aprendizaje que se desencadenan en los marcos educativos
que se someten a contraste.
Diseños metodológicos que,
en su momento, se vieron sometidos a fuertes críticas debidas,
fundamentalmente, a la confusión y conflictividad entre los datos obtenidos
acerca de un mismo tipo de análisis (rendimiento académico y autoconcepto,
entre otros).
Tal y como señala McHillan
(1971), la escasa información que se ofrece desde estos estudios respecto a la
selección de los alumnos identificados como “especiales”, lleva a considerar la
existencia de una cierta propensión selectiva en el muestreo. Es decir,
que tienden a ubicar en las aulas ordinarias a aquellos alumnos que podrían
estar próximos a la normalidad. Sesgo que podría considerarse como un
factor explicativo de la tendencia aportada por estos estudios relativa a la
superioridad del aula regular frente a la especial.
Indiscutiblemente múltiples
son las investigaciones que nos acercan al intento de debatir una temática tan
importante y necesaria como la que nos ocupa; y dejar de mencionar un conjunto
de estas investigaciones no significa, en ningún caso restarle su valor, pero
las mencionadas y las no mencionadas dejan claro que:
- Atender
la diversidad es favorecer la convivencia de realidades plurales, de
necesidades diferentes, que enriquezca la dinámica del aula y la institución.
- El
simple cambio de lugar de los alumnos de un aula especial a un aula regular, no
produce por sí mismo, un aumento académico y social, y mucho menos emocional.
-
Proporcionar al alumno con necesidades educativas especiales programas,
materiales, sistemas de apoyo adaptado a sus necesidades no presupone el reto
que nos proponemos.
Atender y aceptar la
diversidad tiene complejas implicaciones que nos inducen a pensar que no
podremos educar en la diversidad sin cambiar la educación y las sociedades que
nos acompañan, para ello debemos tener en cuenta que:
- La
formación del profesorado debe traspasar los límites legales, convirtiéndose no
solo en un dador de conocimiento, sino en un modelador de la zona de
aprendizaje de cada educando.
- Se
deberá facilitar y promover la flexibilidad curricular.
-
Establecer espacios de comunicación entre centros educativos, profesorado,
comunidad y alumnado, creando espacios adecuados de convivencias
-
Promoción y concienciación de las comunidades, a fin de desempeñar una labor
divulgativa en relación el reto de participación comunitaria en unidad por la
diversidad.
- Promover
grupos de investigación estables en departamentos, centros educativos y
universidades.
- Diseñar
proyectos que apoyen al desarrollo profesional, potenciando el trabajo
colaborativo como apuesta ideológica para la solución de problemas.
-
Conseguir que, a través, de la educación institucionalizada seamos capaces de
ayudar al niño a crecer y a desarrollarse como persona, facilitándole la
adquisición de habilidades básicas (cognoscitivas, autoconocimento, autonomía
personal y socialización).
-
Facilitar que en las instituciones educativas tengan cabida y reconocimiento
todas las diferentes capacidades, los ritmos de trabajo, las expectativas, las
motivaciones, las etnias y los valores culturales de todos los actores de la
escena educativa.
CONCLUSIONES
Se hace evidente que la
aproximación al tema de la diversidad, la diferencia y la accesibilidad y EDUCAR
EN LA DIVERSIDAD presuponen la aplicación un nuevo paradigma, de postulados
científicos vigentes y de visión en relación con los sistemas educativos y las
sociedades actuales.
Existen retos inmediatos;
uno de ellos es adaptar la enseñanza a la diversidad de niños y niñas que
conviven en sociedades pluralistas y adecuar las políticas y acciones que se
apoyan en el discurso de la cultura por la diversidad, que necesariamente
deberán ir acompañadas de una realidad de igualdades y del verdadero sustento social
que ésta exige y de las que le son imprescindibles.
El paso debe ser reflexionar
y superar los antiguos discursos, plagados de criterios y conceptos de tiempos
viejos. Podemos adecuarnos a los nuevos tiempos si somos capaces de
dar participación activa y dinámica a la comunidad, propiciando un marco de
acción plena y posibilitando un ambiente de comunicación abierta y flexible
entre todos los entes participativos. En este sentido la respuesta
a la diversidad no ha de ser nunca una decisión puntual, ni asumida por
individualidades, ni tampoco deben ser solucionadas únicamente con ayudas
externas; el planteamiento ha de ser institucional desde el plano escolar hasta
el social.
En cualquier caso, existe la
necesidad y la posibilidad de lograr una escuela, una enseñanza y una sociedad
donde las diferencias no sean un lastre formativo sino de crecimiento
individual y social. Nos urge una mejor idea pensada en el
enriquecimiento formativo y de crecimiento individual y social de todos los
seres humanos de cara a poder asumir reflexivamente las vivencias, los derechos
y las obligaciones como miembros activos una escuela universal y como
ciudadanos de una sociedad democrática.
De hecho éstas y algunas
otras variables nos dejan la oportunidad de reflexionar en torno a que educar
en la diversidad es una tarea inconclusa.
colectivo de autores cubano 2010 celaee
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