RAMÓN LÓPEZ MACHÍN
MINED-CUBA
Interpretamos la
integración escolar, valorando sus propósitos humanistas, como una forma
abierta, socializadora por excelencia, normalizadora, ideal de concebir la
educación y desarrollo de los niños.
Se persigue ante todo
garantizar equidad, igualdad de oportunidades a todos, educación en las
condiciones más normales y desarrolladoras posibles a pesar de las diferencias
del desarrollo peculiar de cada persona.
La integración
escolar está íntimamente vinculada a otros términos y conceptos empleados
actualmente en las ciencias de la educación y en la bibliografía especializada,
cómo son: “educación inclusiva, escuela
inclusiva”, “educación de la diversidad”, “escuela abierta a la diversidad”.
En tal sentido,
percibimos la integración escolar en dos dimensiones:
Por una parte, la
inclusión de todos, la búsqueda de una educación de calidad para todos sin
exclusiones por razones de nacionalidad, raza, sexo, grupo social, religión o
capacidad.
Es decir, nos
referimos a la escuela abierta a la diversidad por que lleva implícita la idea
de complejidad y reto profesional, pues se trata de educar a grupos de alumnos
que tienen poco de homogéneo y mucho de diferente.
Para la escuela la diferencia más
significativa se relaciona con la preparación desigual de cada alumno para
acceder a nuevos aprendizajes y a nuevos estadios de desarrollo, cuando debe responsabilizarse con promover y
garantizar ese desarrollo.
De tal situación se
desprenden variados problemas a investigar para las ciencias de la educación,
pues la cuestión se plantea no en términos de integración física o de una
simple inclusión, no es solo que el alumno pueda entrar en la institución, sino
que ésta garantice su permanencia en ella y que culmine con éxito, es decir,
resuelva al menos, sus necesidades básicas de aprendizaje y alcance el máximo
desarrollo posible de sus capacidades.
El problema no es que
cada niño pueda acceder a la escuela, sino que pueda acceder al desarrollo a
pesar de sus diferencias.
La otra dimensión de
la integración escolar, quizás de mayor complejidad que la primera y que ha
generado no pocas controversias profesionales y hasta una fuerte reacción de
resistencia prácticamente en todos los sistemas educativos, es la integración
de alumnos con necesidades educativas especiales a la escuela general o común.
Se trata de integrar
a niños que presentan limitaciones o desventajas físicas, motrices,
sensoriales, psíquicas o mentales que requieren del empleo de estrategias
educativas especiales y muchos de ellos incluso una atención multidisciplinaria
(médica, psicológica, logopédica, pedagógica).
Entre los alumnos con
necesidades educativas especiales se suele incluir también a niños que sin
presentar limitaciones orgánicas, congénitas o no, han acumulado toda una
historia de desventajas sociales, abandono, pobre motivación por el aprendizaje
y la escuela, deprivaciones socio-culturales por lo que presentan
significativas dificultades para aprender y también necesitan ayudas
especiales, lo que no significa solo más ayudas (no es solo un problema
cuantitativo), sino mejor organizada y especialmente dirigida a la solución de
sus dificultades básicas, dicho de otra forma, requieren de educación especial.
Muchos autores llaman
la atención sobre otro tipo de niños que comúnmente también pueden encontrar
dificultades en la escuela, si no se está preparado para enfrentar sus
necesidades: los niños aventajados o talentosos que deben incluirse en este
concepto de necesidades educativas especiales ya que necesitan de igual forma
de estrategias pedagógicas no comunes, de búsqueda de procedimientos didácticos
diferentes.
De tal manera, la
educación especial que tradicionalmente se concibió como un sistema aislado,
apartado de la escuela común, separado y muy diferente, hoy se extiende, se
incluye, se integra a la escuela general, no solo porque se encuentran allí
muchos niños que antes iban a las escuelas especiales, sino también porque hoy es
universalmente reconocido que cualquier niño puede en un momento determinado,
por disímiles causas y en cualquier contexto educativo presentar dificultades
en el aprendizaje y requerir de ayudas especiales.
Se reconoce además,
que si la escuela y el colectivo pedagógico están preparados y tienen a su
disposición los recursos didácticos que necesitan, todos los alumnos pueden
aprender y desarrollarse.
Por supuesto, todas
estas posiciones no le restan complejidad al reto que se plantea a la escuela
integrada, además debe admitirse que una cosa es la teoría, las posiciones
generales, los principios y fundamentos de la integración escolar y la otra
bien distinta, la preparación real y concreta que pueda tener cada escuela,
cada colectivo pedagógico en cada localidad, región o país para enfrentar el
reto y las nuevas exigencias. Esta es una de las causas de las controversias en
torno al problema y las reacciones de resistencia que se manifiestan,
conscientes o no, en los docentes.
Otro elemento de
discusión son las actitudes extremas asumidas por los sistemas educativos al
respecto: o muy conservadores o apresuradamente renovadores.
Algunos han asumido
la cautela, el estudio como reacción ante la integración de alumnos con
necesidades educativas especiales.
En tal sentido, la
crítica que plantean con énfasis muchos docentes y otros especialistas al
sistema educativo se fundamenta no tanto, en la imcomprensión o en una actitud
contraria a la integración escolar, como en el hecho de que se asume la
política integracionista mediante una decisión administrativa sin haber
preparado todas las condiciones para que ese sentido humanista de la
integración escolar se traduzca en un beneficio real para todos los alumnos de
la escuela, es decir, no situar al niño como centro de cualquier decisión en el
contexto educativo.
Los que asumen la
integración escolar mediante una decisión administrativa y de manera
apresurada, generalmente son criticados por seguir un modelo integracionista
importado, general, que copian acríticamente sin tener suficiente tiempo de
adecuarlo a sus propias condiciones o preparar dichas condiciones para poder
aceptar el reto.
Somos partidarios del
paso de la cultura de la segregación a
la cultura de la integración pero esto debe constituir un proceso que nos
permita preparar al sistema educativo para asumir el nuevo proyecto. Al
referirnos al “sistema educativo” incluimos no sólo a los docentes y
especialistas de la educación, sino también a la familia, a la comunidad y a
los propios niños, pues para lograr integración escolar es necesario antes
lograr aceptación comprensión, integración social.
Por otra parte,
consideramos que no todos los alumnos con necesidades educativas especiales
podrían integrarse a la escuela común, sin dejar de comprender que mientras más
preparado esté el sistema educativo, mucho más niños encontrarán solución a sus
problemas en la escuela general y menos cada vez necesitarán de escuelas
especiales.
Nos referimos a los
casos más complejos de alumnos con deficiencias intelectuales severas o
profundas u otros con limitaciones muy marcadas, para los cuales el medio más
desarrollador no lo encontrarían en la escuela general, sino en instituciones
más especializadas, con mejores posibilidades de atender sus necesidades
específicas.
¿Qué condiciones
esenciales se encontrarían para la integración escolar de alumnos con
necesidades educativas especiales.?
Según nuestro
criterio la condición primera y más importante sería la preparación del
profesorado para asumir responsablemente el desafío que se le plantea a la
escuela: todo proyecto educativo, cualquier innovación en materia educativa
tiene que pasar por este requisito como precondición de éxito.
-
Otro elemento importante sería la preparación de la familia, de la
comunidad y de la propia escuela integrada, lo que podría garantizar un clima,
de socialización, normalización y desarrollo para todos.
-
La limitación de la masividad en los salones de clase es para nosotros
otra condición importante pues facilitaría un tratamiento deferenciado y personalizado
a los alumnos, una atención más sistemática al desarrollo y dificultades que
pueda ir presentando cada uno de ellos y además propiciaría la aplicación de
variados recursos didácticos propios de una enseñanza desarrolladora donde la
participación activa del alumno y las interrelaciones educador-educando tiene
vital importancia.
-
La asunción del estudio diagnóstico previo y como proceso continuo de
todos los alumnos y de sus condiciones de desarrollo, como procedimiento
científico y como principio pedagógico, tiene que ser el fundamento de las
estrategias educativas grupales, diferenciadas y personalizadas que se aplican.
-
La flexibilidad de aplicación de programas y normativas escolares y su
adaptación del grupo o individuales de los alumnos se impone como requisito
indispensable para la escuela integrada.
El centro debe ser el alumno y su
desarrollo, esa es la razón de ser de la escuela por lo que tanto la
organización, regímenes escolares, métodos procedimientos, condiciones y hasta
objetivos son susceptibles de ser modificados en función del desarrollo de los
alumnos.
La escuela no podría continuar con normas
rígidas a las que los alumnos tendrían que adaptarse, lo que generaría
determinadas formas de segregación a grupos de alumnos.
La escuela debe estar atenta y regirse por
las demandas y necesidades de sus alumnos.
En relación con lo anterior pueden
plantearse dos condiciones más, necesarias para la integración de alumnos con
necesidades educativas especiales: Las adaptaciones de acceso al currículo y las adaptaciones curriculares.
Las primeras (adaptaciones de acceso al
currículo) tienen gran importancia educativa y desarrolladora por su
repercusión psicológica en la personalidad de estos alumnos.
Es extraordinariamente importante que el
propio alumno con limitaciones físicas, motoras, sensoriales y de otro tipo
pueda acceder por sus propias fuerzas a su salón de clase, a las lecciones, a
los contenidos, y autovalerse de la forma más normalizadora posible.
Por tal razón se eliminan barreras arquitectónicas,
se instalan barandas en las paredes, se acondicionan servicios sanitarios con
aditamentos especiales y se aplican muchas otras tecnologías para aprovechar al
máximo las posiblidades sensoriales de un niño ciego o sordo, por ejemplo.
-
Las adaptaciones curriculares persiguen hacer corresponder las
exigencias curriculares con el ritmo de aprendizaje, con el desarrollo actual y
potencialidades concretas y específicas de un grupo de alumnos o de alguno de
ellos.
Esto también facilita acceder a nuevos estadios
de desarrollo, disminuir el ritmo, incluir contenidos-base o realizar
determinadas exclusiones no básicas para permitir interiorizar otros
aprendizajes básicos.
Pueden haber variadas modalidades de
adaptación curricular, incluso hasta llegar a diseños curriculares
personalizados.
Por supuesto pueden citarse muchas otras
condiciones organizativas ambientales o metodológicas que facilitarían el éxito
de la integración escolar, solo señalaremos algo más que consideramos
importante: la ayuda, el asesoramiento, la tutoría que precisan las escuelas
que se inician en el trabajo de integración de alumnos con necesidades
educativas especiales.
Este trabajo lo realizan psicólogos,
pedagogos especializados, logopedas u otros especialistas con la experiencia
suficiente para auxiliar a la escuela en el estudio diagnóstico de sus alumnos
y en diseño y evaluación de las estrategias educativas y desarrolladoras a
seguir.
¿Es buena o no la
integración escolar?
Como habíamos señalado es un tema
controvertido, aunque ha ido ganando partidarios, también se hace célebre por
sus detractores.
Hay autores y especialistas que simplemente
plantean “es buena si se hace bien” y por supuesto originan entonces una nueva
discusión.
Un problema a estudiar entre muchos otros se
plantea en la siguiente interrogante: ¿cómo conciliar las indiscutibles
bondades socializadoras de la integración escolar de alumnos con necesidades
educativas especiales con las inprescindibles necesidades básicas de
aprendizaje para una futura integración socio laboral y preparación para la
vida adulta e independiente?
¿Integración escolar sin asegurar una futura
integración social?.
Es incuestionable que por sus peculiaridades
del desarrollo, los alumnos con necesidades educativas especiales presentan
limitaciones o desventajas para acceder a niveles escolares subsiguientes o que
puedan determinar un desfasaje significativo con el resto del grupo. Esto puede
ocurrir aún cuando se aseguren las mejores condiciones educativas ¿fue la
escuela general el medio más desarrollador?.
Señalaremos finalmente una última reflexión:
la idea de la integración escolar de alumnos con necesidades educativas
especiales no es tan contemporánea y actual como en ocasiones se puede pensar,
aunque justo es reconocer que en los últimos veinte (20) años se ha convertido
en una fuerte tendencia en la concepción de la Educación Especial e incluso en
política oficial de muchos sistemas educativos.
La integración escolar de alumnos con
necesidades educativas especiales como opción educativa fue considerada e
incluso defendida por algunos profesionales con especialidades afines a las
Ciencias de la Educación desde las primeras décadas del siglo XX.
El psicólogo ruso Lev Semionovich Vigotsky
(1896-1934), cuya obra ha alcanzado una notoria difusión en la actualidad,
defendió reiteradamente en numerosos artículos científicos y ponencias, la idea
de las enormes potencialidades de desarrollo de los “niños con defectos”,
identificaba las leyes del desarrollo psíquico de niños “normales y de niños con
defectos”, proclamaba la máxima socialización posible de estos alumnos como vía
para alcanzar el desarrollo y planteó directamente la idea de que los alumnos
ciegos, sordos, u otros que asisten a las escuelas especiales están aptos para
todas las facetas de la conducta humana y pueden educarse en las condiciones de
la escuela general.
L. S. Vigotsky criticó duramente a las
escuelas especiales de su época por su paternalismo, sobreprotección, el
énfasis en lo asistencial, en la cura del defecto y señaló que “a pesar de sus
méritos, la escuela especial se distinguía por encerrar al educando (al ciego,
sordomudo y retrasado mental) en el estrecho círculo del colectivo escolar,
crea un mundo pequeño, separado, aislado en el que todo está adaptado y
acomodado al defecto del niño, todo fija su atención en la deficiencia corporal
y no los incorpora a la verdadera vida”(1).
Según nuestro criterio el problema actual
sería definir en cada caso individual concreto cuál sería el medio educativo
más desarrollador y normalizador posible, situando como factor primario y
determinante al propio niño y su formacion integral ¿la escuela general o
especial?.
Siempre que se pueda dar una respuesta real
y eficaz a las necesidades educativas del niño en la escuela general, esa sería
la decisión más acertada y desarrolladora.
La escuela especial no debe desaparecer,
tiene y tendrá una importante función y ella misma puede ser cada vez más
socializadora, más integradora y desarrolladora.
(1)
L.S. Vigotsky. Obras completas. Tomo V. Editorial “Pueblo y Educación”.
La Habana, 1995 (Primera reimpresión), página 41.
Bibliografía
-
López Machín, Ramón: ¿Qué es la integración escolar?. Ponencia II
Congresso de Educación Especial, junio 1997, La Habana, Cuba.
-
____________________: ¿Preparamos a los docentes para preparar a la
diversidad?. Ponencia Congreso Pedagogía ’97, febrero 1997, La Habana, Cuba.
-
____________________: Actualidad en Educación de alumnos con necesidades
educativas especiales. Ponencia. Educación de alumnos con necesidades educativas
especiales. Fundamento y actualidad. (En proceso de edición).
-
Vigotsky, L.S. Tomo V. Obras Completas. Editorial “Pueblo y Educación”,
La Habana, Cuba, 1995 (Primera reimpresión).
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